Las etiquetas de «libre de crueldad animal» y «vegano» no siempre van de la mano. El primer concepto, a veces llamado «Cruelty Free», significa que un producto no ha sido probado en animales en ningún proceso de su elaboración. Mientras que la definición de producto vegano quiere decir que no está hecho a partir de animales ni contiene ingredientes de origen animal. Esto incluye la miel, la cera producida por abejas, la gelatina y otras sustancias menos conocidas como la lanolina (grasa de lana), el escualeno (aceite de hígado de tiburón, utilizado como hidratante) o el ámbar gris (vómito de ballena, frecuente en la fabricación de perfumes).
A pesar de que el principio que hay detrás de cada uno de los términos sea el mismo (la protección de los animales y sus derechos), la realidad podría ser un tanto distinta:
Índice:
- Productos Cruelty-Free
- Productos veganos
- Animales utilizados como mano de obra
- Crueldad animal en la industria del coco
- Fíjate en los logotipos
Productos Cruelty-Free
Los productos Cruelty-Free, aunque no se testan en animales, pueden contener ingredientes de origen animal e incluso componentes que podrían haber supuesto el sacrificio de un ser vivo.
Productos veganos
Los productos veganos, si bien no contienen ningún ingrediente animal, no están exentos de haber sido probados en animales, algo que, probablemente, no concuerde con la filosofía del veganismo. Es decir, puede que un producto vegano no contenga ingredientes de animales, pero puede que tampoco esté etiquetado como libre de crueldad animal y haber sido probado en ellos.
Por ejemplo, una crema hidratante vegana que esté libre de ingredientes de origen animal puede haber sido probada en animales en alguna fase de su producción y, en consecuencia, no ser Cruelty Free. Por otro lado, un champú puede ir acompañado del logotipo de libre de crueldad animal, pero sí llevar cera de abeja y, por lo tanto, no ser vegano.
Animales utilizados como mano de obra
En otros casos, los animales no se utilizan como experimentos como ocurre en el testeo de productos cosméticos, sino como mano de obra. En muchos lugares del mundo, a algunos animales se les priva de libertad y se les obliga a trabajar muchas horas al día sometidos a un gran sufrimiento, y sus explotadores les dejan morir cuando ya no son útiles para su beneficio. Hay numerosas industrias en las que los animales se convierten en trabajadores como, por ejemplo, en la cosecha de cocos.
La leche de coco, como alternativa a la leche de vaca, ha ido ganando popularidad durante los últimos años entre los consumidores. Seguramente, la gran mayoría de veganos que opta por esta bebida vegetal espere que sea Cruelty-Free, puesto que su origen no es animal. No obstante, la realidad es muy distinta, ya que existe mucha crueldad detrás de la industria del coco.
Crueldad animal en la industria del coco
En Tailandia, el tercer exportador mundial de cocos después de Indonesia y Filipinas, usan monos como mano de obra para la recolección de cocos. La organización PETA Asia denunció esta explotación y maltrato y pidió a los proveedores de cocos, a las cadenas de supermercados y al gobierno tailandés garantías que cesaran esta cruel práctica.
A menudo, se entrena a los macacos cola de cerdo en «escuelas de monos» para que puedan trepar a los árboles más altos y recoger todos los cocos que puedan. Además, cuando los primates no están trabajando, sus explotadores les encadenan y les encierran en jaulas minúsculas, donde ni siquiera pueden moverse.
Los investigadores de PETA Asia que denunciaron esta terrible situación aseguraron haber visto monos angustiados, gritando y con signos de ansiedad. También añaden que a algunos les faltaban los dientes caninos, algo que los agricultores justifican que hacen para evitar daños a los empleados.
Los macacos cola de cerdo están protegidos por ley en Tailandia, donde es ilegal poseerlos a menos que sean criados en cautividad. Los infractores pueden ser multados o condenados a dos años de prisión, aunque nunca se ha dictado tal sentencia. Se cree que, aproximadamente, la mitad de los primates obligados a recoger cocos fueron capturados de su hábitat natural cuando todavía eran crías y, por tanto, de manera ilegal.
Algunas autoridades tailandesas afirman que los monos no están siendo usados para recolectar cocos, mientras que otras garantizan que están trabajando para erradicar la explotación animal. De forma contraria, otros dicen que usar monos para cosechar cocos es parte de la cultura.
Sin embargo, al igual que los paseos en elefantes, esta práctica está desapareciendo lentamente en Tailandia. La gente está rechazando las tradiciones culturales que impliquen el sufrimiento animal. De hecho, se estima que hace 15 años hasta 15 000 monos trabajaban en las granjas de cocoteros en comparación con los 3 000 de 2019. Para reducir aún más esta cifra, el oficial de responsabilidad corporativa de PETA ha sugerido al gobierno tailandés subsidiar la compra de equipos para la recolección de cocos para que, en lugar de monos, los agricultores puedan hacer el trabajo.
Fíjate en los logotipos
En definitiva, para tener la tranquilidad de que ningún animal haya sufrido o haya muerto con el fin de fabricar un producto, te recomendamos asegurarte de que los artículos presenten la etiqueta de «vegano» y «libre de crueldad animal».
En Aldous Bio no trabajamos con proveedores que utilicen mano de obra animal. Queremos preservar la biodiversidad y que los únicos cocos que recojan los monos sean para su propio consumo.