¿Qué es y para qué sirve el hierro? - Aldous - ES

¿Qué es y para qué sirve el hierro?

El hierro es uno de los minerales más abundantes en la naturaleza y al mismo tiempo uno de los más críticos para el funcionamiento de nuestro organismo. Presente en cada célula, desempeña un papel fundamental en el transporte de oxígeno, la producción de energía y el correcto funcionamiento del sistema inmunitario. Sin embargo, tanto su deficiencia como su exceso pueden derivar en alteraciones de salud que van desde la anemia hasta trastornos de sobrecarga. Comprender qué es exactamente el hierro, cómo participa en nuestros procesos biológicos y por qué es imprescindible, nos permite valorar su importancia y adoptar hábitos nutricionales que garanticen niveles adecuados. En este artículo exploraremos en detalle la naturaleza del hierro, sus funciones clave, los diferentes tipos que encontramos en la dieta, los grupos de riesgo, los síntomas de desequilibrio y cierraremos con una visión práctica para mantener un estado óptimo de este mineral.

 

Índice

 

 

¿Qué es el hierro?

El hierro es un elemento químico de la tabla periódica (Fe, número atómico 26) que forma parte de múltiples compuestos biológicos esenciales. Se caracteriza por su capacidad para intercambiar electrones con facilidad, lo que lo convierte en un componente central de muchas enzimas y proteínas. En su forma metálica, se emplea en la construcción y la industria, pero en el organismo humano aparece principalmente combinado en estructuras orgánicas, lo que le permite cumplir sus funciones vitales.

A nivel químico, suele encontrarse en dos estados de oxidación dentro del cuerpo: hierro ferroso (Fe²⁺) y hierro férrico (Fe³⁺). Esta dualidad redox le permite participar en reacciones de óxido-reducción, esenciales para procesar nutrientes y generar energía. Gracias a estas propiedades, el hierro es un cofactor indispensable en procesos metabólicos y en la síntesis de moléculas imprescindibles para la vida.

Características químicas

El átomo de hierro posee 26 protones en su núcleo y un radio atómico que le otorga gran versatilidad electrónica. Su configuración de electrones facilita los cambios de valencia necesarios en reacciones enzimáticas. Además, el hierro forma complejos estables con ligandos biológicos, como la porfirina en la hemoglobina o complejos con aminoácidos en enzimas metabólicas.

Fuentes naturales

En la naturaleza, el hierro abunda en minerales como la hematita y la magnetita, pero nuestra fuente de hierro para la nutrición son los alimentos. Se encuentra en alimentos de origen animal (carnes rojas, hígado, pescados) y vegetal (legumbres, cereales integrales, verduras de hoja verde). La forma química del hierro en cada alimento afecta su absorción, como veremos más adelante.

 

Funciones principales del hierro en el organismo

El hierro interviene en una sorprendente variedad de procesos celulares y sistémicos. Su rol más conocido es el transporte de oxígeno en la sangre, pero también forma parte de la maquinaria que genera energía, repara el ADN y defiende el organismo frente a patógenos.

Transporte de oxígeno y respiración celular

La hemoglobina, proteína rica en hierro presente en los glóbulos rojos, se une reversiblemente al oxígeno en los pulmones y lo libera en los tejidos. Cada molécula de hemoglobina contiene cuatro átomos de hierro en centros porfirínicos, lo que determina la capacidad de transporte de oxígeno de la sangre. Sin un aporte adecuado de hierro, disminuye la síntesis de hemoglobina y se provoca fatiga, debilidad y falta de concentración.

Por otra parte, en las mitocondrias existe la citocromo c oxidasa, una enzima dependiente de hierro que participa en la cadena de transporte de electrones, el último paso de la respiración celular. Allí el hierro transfiere electrones hasta el oxígeno, facilitando la producción de ATP, la “moneda energética” de las células.

Síntesis de ADN y metabolismo energético

El hierro es cofactor de la ribonucleótido reductasa, la enzima que convierte ribonucleótidos en desoxirribonucleótidos, bloques básicos para la síntesis de ADN. Sin este paso, las células no podrían replicarse ni repararse adecuadamente. Además, varias enzimas del ciclo de Krebs y del metabolismo de ácidos grasos contienen hierro en sus centros activos, clave para extraer energía de carbohidratos, lípidos y proteínas.

Función inmune y detoxificación

En el sistema inmune, el hierro influye en la proliferación y actividad de linfocitos y macrófagos, células encargadas de defendernos contra infecciones. Asimismo, enzimas hepáticas que contienen hierro participan en la detoxificación de compuestos endógenos y xenobióticos, favoreciendo la eliminación de radicales libres y otras moléculas tóxicas.

 

Tipos de hierro en la nutrición

No todo el hierro que ingerimos se absorbe de la misma manera. Existen dos grandes categorías: hierro hemo y hierro no hemo, cada uno con características distintas de digestión y aprovechamiento.

Hierro hemo vs no hemo

El hierro hemo procede principalmente de fuentes animales y se encuentra integrado en la hemoglobina y mioglobina. Su absorción intestinal es más eficiente (hasta un 20–25 %) y menos influida por otros nutrientes de la dieta. Por su parte, el hierro no hemo, presente en vegetales y cereales, se absorbe en menor proporción (4–10 %) y es más sensible a factores que potencian o inhiben su captación.

Absorción y biodisponibilidad

La biodisponibilidad del hierro no hemo se ve favorecida por la vitamina C, que reduce el hierro férrico a su forma ferroso más soluble, y por aminoácidos provenientes de proteínas animales. En cambio, compuestos como fitatos (en cereales integrales), taninos (en té y café) y calcio pueden disminuir su absorción. Por ello, la composición de la comida y el momento de ingesta condicionan el aprovechamiento total de este mineral.

 

Hierro y salud: grupos de riesgo

Aunque todos necesitamos hierro, existen situaciones fisiológicas y estilos de vida que elevan el requerimiento o dificultan su mantenimiento en niveles óptimos.

Embarazo e infancia

Durante el embarazo, la madre necesita aportar hierro adicional para el desarrollo del feto y el incremento del volumen sanguíneo, de modo que las recomendaciones pueden duplicarse respecto a la etapa pregestacional. En la infancia y la adolescencia, periodos de rápido crecimiento, la demanda también se eleva, por lo que conviene prestar atención a una dieta variada.

Deportistas y adultos mayores

Los atletas de resistencia pierden hierro por hemólisis (destrucción de glóbulos rojos por el impacto repetido) y sudoración, elevando sus necesidades. En la tercera edad, la absorción disminuye y pueden aparecer inflamaciones crónicas que bloquean su metabolismo, por lo que a menudo se detectan deficiencias leves incluso con ingestas aparentemente adecuadas.

 

Signos de deficiencia y de exceso de hierro

Mantener el equilibrio del hierro es un acto de precisión: tanto la carencia como la acumulación excesiva tienen consecuencias clínicas.

Anemia ferropénica

La carencia de hierro es la causa más común de anemia en el mundo. Se manifiesta con palidez, astenia, taquicardia, intolerancia al ejercicio y, en casos graves, alteraciones cognitivas y del desarrollo en niños. La detección se realiza midiendo hemoglobina, ferritina y saturación de transferrina en sangre.

Hemocromatosis y toxicidad

Por el contrario, la sobrecarga de hierro —bien por causas genéticas (hemocromatosis hereditaria) o por ingestas muy elevadas— puede generar daño hepático, cardiaco y endocrino. El hierro libre favorece la formación de radicales libres que lesionan tejidos, por lo que diagnosticar y tratar a tiempo estos cuadros es esencial.

 

Conclusión práctica

El hierro es un mineral indispensable para la vida, con un papel central en el transporte de oxígeno, la producción de energía, la síntesis de ADN y la defensa inmunitaria. Conocer sus fuentes, su forma de absorción y los síntomas de desequilibrio nos ayuda a planificar una dieta equilibrada y a identificar cuándo puede ser necesario un suplemento. Grupos como gestantes, niños, deportistas y mayores deben prestar especial atención a sus niveles.

Para garantizar un adecuado aporte, combina en tus comidas fuentes de hierro hemo (carnes magras, pescados) con alimentos ricos en vitamina C (cítricos, pimientos) y reduce la ingesta simultánea de inhibidores como café o té. Consulta siempre con un profesional antes de iniciar suplementos, sobre todo si tienes antecedentes de sobrecarga. Con estas pautas, asegurarás que el hierro cumpla su función vital sin riesgos ni deficiencias.

 

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